Mi pequeño huerto

El huerto didáctico posee un gran valor pedagógico, nos permite aprender el respeto de la Naturaleza y cultivar la paciencia.
Reconociendo sus potencialidades Maria Montessori había insertado en el propio Método Educativo la actividad del huerto con los niños.
Lo que la pedagoga reconoció fue que, para los niños, vivir la naturaleza significa comprender que el esfuerzo y la perseverancia dan frutos: para poder obtenerlos, es necesario conocer las leyes que gobiernan el mundo de la Naturaleza y aceptar el resultado incluso cuando esto es un fracaso.
En los niños, la ortoterapia aumenta una serie de capacidades: le permite no solo familiarizarse con su entorno, sino también aprender el trabajo manual y puede conducir a notables beneficios, especialmente en el ámbito psicológico.
Cuidar una planta, cultivar un huerto, observar el proceso de crecimiento de una flor ofrecen una percepción directa y profunda de la lentitud natural de los ritmos de la Naturaleza, además de ser un punto de encuentro floreciente entre padres e hijos.
Ensuciarse las manos, regar, fertilizar para luego recoger y comer las propias primicias.
Esta es la gran magia de la Naturaleza que todo niño debería tener la oportunidad de descubrir.
Entre los muchos beneficios que esta actividad aporta cabe mencionar:

  • Despierta el interés y el amor por la naturaleza
  • Aumenta el sentido de la responsabilidad
  • Aumenta la autoestima
  • Permite desarrollar la paciencia
  • Estimula la actividad física y promueve las actividades manuales
  • Empuja a los niños a comer más frutas y verduras

Info rapida

Dirigido a:
  • ardín de infantes
  • escuela primaria
  • familias
  • bibliotecas
Rango de edad:3-10 años
N° partecipantes:Max 10 niños
Duración:2.5 horas
Materiales:Ninguno
Espacio:Al exterior o al interior
Precio:ND
Notes: